viernes, 5 de junio de 2009

Querida Luna


Querida luna, hoy me trajiste una flor, un toque de belleza en medio de mi soledad... voy a contarte hoy la historia de todas las noches.


Me desperté derrepente, después de una pesadilla que no recuerdo y ese sentimiento indefinible cavaba afanosamente en mi pecho, ya agujereado antes.


Esa sensación de estar atrapada en una celda sutil e invisible, en una vulgar imitación de una libertad, de una independencia artificial... que no logra engañar a mis instintos más ocultos.


El agujero en mi pecho arde y lo siento palpitar en cada segundo de cautiverio, y duele...


La luna con sus cráteres se identifica con mi corazón, y me mira con compasión, contando las llagas abiertas semejantes a sus cráteres dentro de mi... su luz acaricia los bordes abiertos, sangrantes, que supuran dolor...


Mi querida luna, es imposible, no me sirven tus intentos de calmar mi dolor... espera... si pudieras liberar los pedazos volátiles que quedan de mí, dejándolos volar a su voluntad.


Llévame luna, llévame a tu lado!... mete tu luz tenue entre las rendijas de mi prisión y libera mi alma hacía ti, déjame volar a tu lado, déjame dormir en tu cuna blanca...


Oh querida luna! tú que posees sabiduría, tú que me alumbras en mi soledad, tú mi única amiga... ven no me dejes morir aquí, no dejes que lo poco que han dejado de mí desaparezca; ven luna, ven tú abrazame con tú luz, dáme un poco de tú libertad, de esa que te hace ver tan sublime y hermosa... regálame un poco de tu luz y vete cuando salga el sol, dejándome contradicctoriamente en la oscuridad de mi celda... esta herida, cada vez más grande es insoportable para mí... ya muy pronto no quedará nada, ya no habrá más felicidad... sácame de esta hipocresía que me rodea, de las mentiras que me ahogan, muéstrame un lugar de libertad, sin prejuicios, sin estructuras mentales que me estanquen en un presente monótono y superficial... llévame, luna llévame contigo...

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